viernes, 29 de agosto de 2008

La galera.


Desde que tengo recuerdos, me ha gustado todo lo relacionado con la fauna marina. Me hubiese gustado tener un acuario marino en casa, y pensaba que con reponer agua de la playa tendría bastante.

Una especie que me llama la atención es la galera, Squilla mantis (Linneo 1758), por su color fantasmal tal vez, o por la rapidez del disparo de sus patas, o quizá, por lo viva se se mostraba sobre el mármol de las paradas del mercado.

Está claro que este Blog no es de biología pero evidentemente cabe todo aquello que tiene cierto sentido para el que lo mantiene.

Una de las cuestiones "curiosas" de esta historia es que de los animales marinos que reconozco, la gran mayoría los conozco y reconozco en valenciano, como la salpa, el sargo, el llobarro, la llisa, el esparrallón, la doblada, la boga, el rèmol, el sorell... y asi muchos. Téngase en cuenta que algunos nombres son coincidentes en diferentes idiomas, pero bueno es el nombre que se les daba en casa.

*En las ilustraciones, la galera, que bien bonita es, tomada de Internet.

jueves, 28 de agosto de 2008

Faltaba uno: el cangrejo ermitaño.


Con este cangrejo no tuve tanto contacto directo, eso si, entre la morralla y las tellinas que había en el mercado, solía verse alguno, al igual que caballitos de mar, estrellas y algún que otro pescado raro.

Era fascinante entrar de buena mañana en el Mercado del Cabanyal y oler a pescado fresco, las variedades, formas y colores brillaban como si fuesen tesoros.

De joven, solía ir con los amigos a bucear, cogíamos clóchinas, lapas, pulpos, caracoles marinos... y algún que otro cangrejo ermitaño pero al no poderse comer, quedaba inmediatamente libre. Entre nosotros los peces salían disparados y huían ante nuestra presencia.

En apnea solíamos bajar a bastente profundidad.

*La ilustración corresponde a un cangrejo ermitaño (Pagurus bernhardus), y está tomada de Internet, de un lugar dedicado a la educación.

jueves, 21 de agosto de 2008

Y ahora una de bichos, bueno... de cangrejos.

No se como ha surgido el tema, quizá debido a los recuerdos o por navegar en la Red, la cuestión es que me he visto capturando un par de imágenes de cangrejos que me resultaban familiares.

Se trata de dos cangrejos, el "cangrejo peludo" y el "cangrejo corredor", al que yo conocía con el nombre de "carranc merder" en valenciano, debido a que suele comer desperdicios.

Realmente se trata de el cangrejo peludo, Eriphia verrucosa (Forskal 1775), el de arriba, y el cangrejo coredor, Pachygrapsus marmoratus (Fabricius 1787), el de abajo.

Ambos cangrejos en cuestión tuvieron mucha presencia en mi niñez ya que quizá debido a mi tremenda habilidad para coger todo tipo de bichos, cada vez que iba con mi padre a pescar al puerto, cogía varios de ellos. Cangrejos que alimentaban mi curiosidad, ya que jamás maté a ninguno, sólo los "cazaba" y observaba con la corespondiente puesta en libertad.

Hace unas pocas semanas en un paseo por el puerto de Pobla de Farnals, me acerqué al agua y con un rápido movimiento de mano en la dirección adecuada, anticipando el movimiento del cangrejo cogí uno de estos curiosos animales. Se trataba del cangrejo corredor, y he de reconocer que me fascinó de nuevo poder observar de cerca su patas, las pinzas y el brillante caparazón.

martes, 19 de agosto de 2008

Como en un sueño.

De niño, cuando hacíamos pellas, o fuchina, como nosotros llamábamos a no ir al colegio, alguna vez nos acercamos a la playa. La Playa de la Malvarrosa era terreno de juegos, futbol para el que quería futbol y aventuras para los que querían otras cosas.

Las barcas varadas en la arena aportaban cierto componente espacial en el que de la llanura arenosa surgía como una entidad propia, como una obra de arte o un espacio "especial", un paisaje interior.

Entre ellas jugábamos, hasta que un día, una pareja de la Guardia Civil se acercó al terreno de juego.

Bueno, poco más y nos meten al calabozo, de hecho, por contestar simplemente y de la manera más sencilla posible a las preguntas que nos hacían, nos amenazaron con darnos alguna ostia. Aquello quedó en nada pero en el recuerdo, como en un sueño me veo entre las barquitas riendo con mis amigos.

Al escribir esto me entra congoja, añoranza, y cierta tristeza.


*La imagen está tomada de Internet y viene a expresar ese sentido de no realidad de los sueños. Parece que se trata de una gamela, embarcación tradicional gallega pero que a los efectos, es válida.

domingo, 17 de agosto de 2008

Una nueva visión de la playa.


Las nuevas tecnologías vienen a aportar a las playas una nueva dinámica y una nueva manera de utilizarlas. No obstante siempre podemos observar un uso más tradicional.



La imagen de una chica con un libro quizá sea menos sugerente que la del "ángel caido" pero ambas imágenes están tomadas desde el mismo lugar, y con una diferencia de pocos segundos en la Playa del Saler.

¿Sorolla hubiese pintado esto mismo?



Ir a la playa.

Hacía varios año que no iba a la playa, y eso que pese a que de niño tuve bastente relación con la misma, dejé de ir en mi juventud, quizá por las excesivas incomodidades que se acumulan en el hecho mismo de ir a la playa, bolsos, bolsas, sombrilla, arena que se cuela por los dobladillos, bichos que te pican, suciedad en el agua... vamos todo un precio que en aquel momento no valía la pena pagar.

Hoy he estado con mi mujer en la Playa de Pinedo, y la verdad es que está muy bien, mejor de lo que recordaba. Si, solía estar sucia y sin los servicios de los que hoy dispone. Siempre omnipresente la imagen del Puerto de Valencia con sus torres, gruas, etc. no llega a molestar, ya que incluso es un juego para la vista.

La arena está llena de colillas y de algún resto de plástico que no puede retirar la máquina que limpia la arena, y algún pendiente de fantasía también que perdió alguien.

El agua, bueno, estaba muy buena, realmente buena, translúcida pero que te permitía ver el suelo a poco más de un metro. Fría al entrar, cuestión que realizas poco a poco y por partes pero que luego en envuelve agradablemente.

Un hecho que me ha llamado la atención ha sido la cantidad de peces dando saltos sobre la superficie. Se trataba de llisas que posiblemente huían de algún depredador y se mostraban ralmente sanas haciendo proyecciones de varios metros fuera del agua.

Las bañistas de hoy dia no tienen reparos en enseñar los pechos y demás, y lejos de parecer morboso como muchos podrían opinar, se convierte en lo más natural del mundo. Eso si, los niños y sus papás, siguen jugando a la pelotita y molestando a todo aquel que está en sus inmediaciones. Hay cosas que no cambian.

miércoles, 13 de agosto de 2008

El sueño de la barca.


*Composición con varias imágenes tomadas de Internet.

Si, es uno de mis sueños, pero sólo eso, un sueño. Desde niño me gustó mucho la navegación, los barcos, todas las cosas relacionadas con lo marinero, con la mar.

Quizá, condicionado por esas cuestiones familiares que te ligan o te hacen creer que lo estás, a un mundo especial como los cuentos de marinos y piratas, soñé con navergar y construir barcos.

Construir lo hice, barcos a escala, y navegar, cuando tuve ocasión alquilé algún velero y realicé algún cursillo pero señores, es una afición cara.

Recuerdo mis paseos en el Antaviana, un velero ya grandecito. Y el curso que en la escuela de Puebla de Farnals, con un barco de una tonelada de desplazamiento, que tuvo preocupada a mi mujer, y ami padre, pues la tormenta que nos hizo fué de libro. ¡Aquél segundo fin de semana de septiembre!

En la Albufera también hice mis pinitos y con alguna barca de vela latina salí en busca de alguna aventura. No podemos dejar de recordar la Zodiac Miralejos, compartida con los amigos...

Quisiera poder tener algún contacto serio con este ámbito pero hoy por hoy, es un sueño.

martes, 12 de agosto de 2008

El patín de Chanete.

Entre los recuerdos de la playa viene a mi el de un patín a vela. Se conoce también como Patí Català, y no es más que un par de flotadores unidos entre sí por cinco bancadas y con una vela.

En la playa había varios de estos artefactos entre los merenderos o cerca de la orilla, y me llamaba la atención que los patrones de los mismos siempre eran jóvenes bastante fuertes.

Chanete, un conocido de la familia, tenía uno de estos patines y decía que era muy divertido, que no tenían timón y que según donde pusieses el peso de tu cuerpo, así iría el patín.

Verlos sobre la orilla y de repente salir "disparados" era una maravilla, todo un aconticimiento.

Hoy día no se si existen en la Playa de las Arenas o en la Malvarrosa estas embarcaciones.

*Imagen tomada de Internet.